En toda relación hay aspectos que nos gustan más y otros que nos gustan menos de nuestra pareja. Esto es totalmente natural y saludable. Al principio, cuando nos enamoramos, solemos fijarnos solo en lo positivo, gracias a lo que se llama "atención selectiva" (Beck, 1996). Es como si lleváramos unas gafas que nos permiten ver solo lo que nos encanta de la otra persona, mientras idealizamos lo que aún no conocemos.

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Con el tiempo, esa idealización se desvanece, y la información real empieza a emerger. Ya no vemos a nuestra pareja solo a través de ese filtro inicial, y comenzamos a notar tanto sus virtudes como sus defectos. Este es un paso normal en la evolución de la relación, donde pasamos de un enamoramiento impulsivo a un amor más consciente, en el que elegimos estar con esa persona pese a sus luces y sombras.

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Sin embargo, cuando acumulamos tensiones o nos enfrentamos a conflictos sin resolver, ese radar positivo que teníamos al principio se convierte en un "radar negativo". Empezamos a fijarnos más en lo que nos molesta y menos en lo que nos hace sentir bien. Esto puede generar una dinámica de quejas y reproches que, con el tiempo, alimenta aún más el malestar.

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La actividad que te proponemos tiene como objetivo rescatar ese radar positivo y dar visibilidad a las cosas buenas que te hacen sentir bien de tu pareja. No se trata de volver al enamoramiento inicial, sino de hacer un esfuerzo consciente por reconocer lo positivo y dar las gracias por ello.

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